Comer fuera de casa y saludable, MISIÓN IMPOSIBLE
La Habitación Saludable, Nutrición
“El placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación.” Cicerón
Se acerca el verano y con él los propósitos de comer mejor, movernos más y así, recibir las vacaciones sintiéndonos en forma y tonificados. Para ello, muy comprometidos, planificamos nuestro menú semanal, hacemos la compra, llenamos la nevera de colores y olores que nos centran aún más en nuestro objetivo y preparamos una jarra de agua que nos recuerde el hábito de beber esos 2 litros que tanto se nos resisten.
¿Suena bien verdad? Nada parece que pueda salir mal, hasta que recibes ese temido mensaje, “reunión de colegas esta noche, nos vamos a las 21:00 para cenar, ¿quién se apunta?” Si esta situación te suena familiar, sigue leyendo, en este post te vamos a enseñar 10 trucos para que una comida fuera de casa sea compatible con tus objetivos de alimentación saludable y así puedas pasar tiempo con los tuyos, sacando partido al buen tiempo e incluso probando cosas nuevas.
Comer fuera de casa se asocia con un alto consumo de grasas trans y alcohol, en contra del bajo aporte de monoinsaturadas, fibra y carbohidratos procedentes de frutas, verduras y legumbres.
1. PROPÓN RESTAURANTES CON ALTERNATIVAS SALUDABLES
Cuanto mayor sea el número de opciones en la carta, más fácil nos resulta elegir una que entre en el marco de lo que buscamos. Por ejemplo, será mucho más apetecible construirnos una ensalada a nuestro gusto en cualquier local estilo “poké” (si quieres saber más, atento a nuestros próximos post) que pedir una ensalada preparada en un restaurante de comida rápida.
2. NO SALGAS CON EXCESIVA HAMBRE.
Una buena estrategia para controlar el apetito es comer un aperitivo o un “snack” antes de salir de casa, así, a la hora de pedir en el restaurante no pensaremos sólo con el estómago ni devoraremos el plato sin medida. Unos bastoncillos de zanahoria, rodajas de pepino aliñado con aceite y sal, una pieza de fruta o incluso un yogurt son opciones rápidas y aliviarán la sensación de hambre.
3. ESQUIVA LOS APERITIVOS CALÓRICOS
Algunos crean un deseo irrefrenable de seguir comiéndolos. Sin embargo, otros alimentan y aportan beneficios. Entre los más saludables estarían los encurtidos, por sus cualidades nutricionales típicas de los vegetales así como por ser fuente de probióticos, y los frutos secos siempre y cuando se presenten crudos (y no fritos o con sal).
4. LA BEBIDA TAMBIÉN IMPORTA
No te bebas tus calorías diarias, los refrescos son una fuente de azúcar que nuestra dieta no necesita, al igual que las bebidas alcohólicas serán la opción menos conveniente. Y no, la “copita” de vino no es buena para la salud. Agua con unas rodajas de limón o infusiones con hielo son las mejores alternativas como fuente de hidratación.
5. MEDIAS RACIONES O COMPARTE PLATO
El tamaño de los platos puede llegar a duplicar la cantidad de comida razonable para una persona, por ello es mejor pedir medias raciones o compartir platos y, si resulta poco, siempre será mas sencillo resolverlo pidiendo algo más.
6. A TODOS NOS GUSTA EL PAN PERO…
El pan, independiente de las calorías que contenga, engordará más o menos según donde se moje, así que conviene evitar las tentaciones de empapar el pan en las salsas. Pedir que alejen la panera o coger sólo medio bollito nos ayudará a evitar comerlo sin control y, en cualquier caso intentar que sea integral.
7. “PIENSA EN VERDE”
Las verduras serán nuestras mayores aliadas fuera de casa por su bajo valor calórico, además nos aportan vitaminas y minerales. Ensaladas: recuerda pedir la salsa a parte, los picatostes NO, gracias. Elige variedad y color. Verduras: a la plancha o hervidas serán nuestras favoritas, ¿Qué mejor que una parrillada de la huerta aliñada con aceite y romero?
8. PRIORIZA Y ACERTARÁS
Premisas que nos ayudarán a elegir:
- Verdura y hortaliza como prioridad.
- Forma de cocinado: hervido, vapor, brasa, plancha u horno.
- Naturaleza de la pieza, el pescado fresco y la carne preferentemente lo más magra posible.
- Salsas a parte, aceite y sal como aliños favoritos.
9. ESCUCHA TU CUERPO (LA SENSACIÓN DE ESTAR LLENO)
Aprende a reconocer tu grado de hambre, comer con atención y despacio al principio nos evitará llenarnos hasta el punto de sentirnos pesados e incómodos. Lo perfecto es sentir saciedad, es decir satisfechos para así no tener hambre hasta la hora de la próxima comida.
10. NO TE SALTES COMIDAS, COMPENSAR
Saltarse una comida no justifica que podamos comer cualquier tipo de alimento durante el resto del día, al revés, las sensación de hambre nos llevará a atracones, “compensar” un exceso saltándote una comida tampoco es solución. La energía es uno de los puntos fuertes a tener en cuenta en el equilibrio del día a día, pero la variedad de alimentos que se consumen, las propiedades nutricionales que aportan y el aprender a comer de forma saludable son igual de imprescindibles.
Ahora ya tienes un montón de trucos para que nada te aparte de tu objetivo y que eso no signifique que te tengas que ir a vivir a un monasterio alejado de la civilización…
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