El pan, alimento milenario, no puede faltar en ninguna mesa independientemente del país o la religión. Desde China hasta Venezuela pasando por Etiopía y Alemania, el pan es un básico de la alimentación diaria, pero ¿puedo comer pan si estoy a dieta?.

En nuestra cultura el pan suele ser de trigo y hacerse en un horno, tal y como nos dice la Real Academia Española, pero no es la única combinación. Puede hacerse pan de muchos cereales diferentes: trigo, centeno, maíz, arroz, etc y cocerse con diferentes métodos: al horno, frito, a la plancha,  al vapor, etc.

Los valores nutricionales del pan dependerán de sus ingredientes y de su forma de elaboración concreta. No es lo mismo un pan de centeno hecho al baño maría como se puede encontrar en Suecia (upplandskubb) que un pan de trigo enriquecido con grasas y horneado en una cama de aceite como se hace en Italia (focaccia). Ambos son panes, pero poco tienen que ver el uno y el otro ni en sabor ni en propiedades nutricionales.

Una dieta saludable debe ser variada e incluir todo tipo de alimentos con moderación. Puede que durante un período concreto necesites prescindir de algunos alimentos para lograr tus objetivos de peso y salud pero, excepto en contadas ocasiones, el pan no debe ser uno de ellos. El mayor peligro del pan cuando estás a dieta es todo lo que le acompaña, usamos el pan como vehículo de muchas otras calorías y eso es (en general) lo que hay que evitar.

Si quieres perder peso, vigila las cantidades de lo que comes y aumenta la cantidad de ejercicio que haces para quemar más de lo que ingieres. Planifica tus comidas y come con cabeza, no dejes la ingesta de alimentos al azar porque acabarás comiendo más de lo que necesitas y posiblemente peor de lo que lo harías si le dedicas un rato a pensar sobre ello. Y en lo que a pan se refiere:

• No comas cualquier pan. Elige panes no enriquecidos, panes sin grasas ni frutos secos, preferiblemente integrales y que hayan tenido largas fermentaciones (lo que facilita su digestión). 
• No tomes grandes cantidades de pan. Limítate a una o dos rebanadas.
• No lo acompañes de cosas excesivamente calóricas. Sustituye la mantequilla o el aceite por queso fresco, por ejemplo.
• Come pan fundamentalmente en el desayuno. No acompañes el resto de comidas con pan.

Siguiendo estas sencillas pautas puedes tomar pan en tu dieta diaria si no tienes ningún problema de salud que lo desaconseje. Además, no sólo puedes comer pan si estás a dieta, si no que algunos estudios nutricionales demuestran que incluir cantidades moderadas de pan en la dieta ayuda a cumplirla y favorece la pérdida de peso, así que no destierres el pan de tu mesa.